Sabato siempre mostró un acentuado interés en la corrupción del hombre a
partir del desarrollo de la ciencia. Su labor más bien debe calificarse como la de un humanista que mira con
cautela y está atento a la hora de determinar el punto donde la máquina
deja de ser un instrumento o apéndice del hombre para tornarse en un
peligroso sucedáneo. No obstante, esto no lo vuelve un
decidido detractor de todo avance científico. “Hombres y engranajes” procura examinar la progresiva gestación de ese
hombre moderno a través de la historia y la historia del arte.
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